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5 consejos para prevenir el cáncer de piel este verano

Con la llegada del calorcito, todos pensamos en lo mismo: escaparnos a la playa, pegarnos un chapuzón en la piscina, tomarnos algo en una terraza o simplemente pasear al aire libre. Pero entre tanta exposición al sol, hay algo que conviene no pasar por alto: proteger la piel. No solo por estética, sino por salud.

El cáncer de piel es más común de lo que pensamos. De hecho, según la Asociación Española Contra el Cáncer, se diagnostican más de 78.000 casos al año en nuestro país. La parte buena es que en muchos casos, se puede evitar con gestos tan sencillos como los que vas a leer a continuación.

1. No te olvides del protector solar, ni en los días nublados

¿Sabías que hasta el 80 % de los rayos UV atraviesan las nubes? Así que aunque el cielo esté gris, tu piel sigue expuesta. El protector solar no es solo para cuando vas a la playa, deberías usarlo a diario, como quien se lava la cara por la mañana. Elige uno de amplio espectro (UVA y UVB), con FPS 30 como mínimo, resistente al agua si vas a mojarte, y aplícalo media hora antes de salir de casa. Reaplica cada dos horas, o cada vez que salgas del agua.

2. La ropa puede ser tu mejor aliada

No todo se soluciona con cremas. La ropa también juega un papel clave. Una camiseta de manga larga y ligera, un sombrero de ala ancha o unas gafas con protección UV te pueden salvar del típico “me quemé sin darme cuenta”. Incluso hay prendas con tejidos específicos que bloquean los rayos solares, ideales si vas a pasar mucho rato al sol. Y no, no hace falta vestirse como un explorador en pleno agosto, también se puede ir cómodo y protegido.

3. Evita el sol cuando más aprieta

No se trata de vivir a la sombra, pero sí de evitar la franja horaria más peligrosa, que va de las 12:00 a las 16:00. Esas horas en las que el sol te da de frente y parece que derrite el suelo. Si puedes, busca un sitio cubierto para comer, tómate un descanso en la sombra o aprovecha para echarte una siesta bajo techo. Te ahorrarás sustos y tu piel (y tu energía) te lo agradecerán.

4. El sol no solo viene de arriba

El reflejo del sol en el agua, la arena o incluso la nieve (sí, aunque estemos en verano) puede multiplicar la radiación sin que te des cuenta. Si te ha pasado eso de estar en el agua, sentirte fresco y luego ver que estás rojo como un tomate, es a causa del reflejo. Así que no bajes la guardia, ni siquiera cuando estés dentro del mar o bajo una sombrilla. La protección debe ser constante.

5. Vigila tu piel de forma regular

Además de proteger, es clave observar. Si notas que un lunar ha cambiado de forma, de color o empieza a picar, pide cita con el dermatólogo. Igual con cualquier mancha nueva que no te suene. Un chequeo al año es recomendable, ya que puede marcar la diferencia. No se trata de obsesionarse, sino de conocerse y actuar a tiempo.

El verano está para disfrutarlo, pero con cabeza. Tomar el sol no es malo, lo malo es hacerlo sin precauciones. Bastan unos pequeños gestos para que tus días al aire libre sean tan agradables como seguros. Así que ya sabes: ponte crema, protégete, hidrátate y sigue disfrutando del buen tiempo sin achicharrarte. 

 
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