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La dieta BARF ¿Revolución nutricional o riesgo sanitario?

En los últimos años, la dieta BARF (Biologically Appropriate Raw Food o Bones and Raw Food) ha ganado adeptos entre los dueños de mascotas, especialmente entre quienes buscan una alimentación más «natural» para sus perros y gatos. Este régimen, basado en carne cruda, huesos carnosos y vísceras, se presenta como una alternativa a los alimentos comerciales procesados. Sin embargo, el debate entre sus defensores y la comunidad veterinaria sigue abierto, con argumentos a favor y en contra que van desde beneficios en la salud animal hasta riesgos nutricionales y sanitarios.

Un enfoque basado en la naturaleza

La dieta BARF fue popularizada en los años 90 por el veterinario australiano Ian Billinghurst, quien argumentó que los perros y gatos domésticos, al ser descendientes de carnívoros salvajes, deberían consumir alimentos crudos similares a los que ingerían sus ancestros. La base de esta alimentación se compone de un 50% de huesos carnosos crudos (como alitas o cuellos de pollo), un 30% de carne magra, un 10% de vísceras y un 10% de frutas y verduras, en algunos casos complementados con aceites y suplementos nutricionales.

Sus partidarios aseguran que esta dieta mejora la digestión, fortalece el sistema inmunológico, reduce problemas de piel y pelaje y previene enfermedades dentales, ya que el acto de masticar huesos elimina la acumulación de sarro.

¿Beneficios reales o percepciones subjetivas?

Si bien numerosos dueños afirman notar mejoras en la salud y vitalidad de sus mascotas tras adoptar la dieta BARF, los estudios científicos que respalden estos beneficios siguen siendo limitados. Según la World Small Animal Veterinary Association (WSAVA), hasta la fecha no existen evidencias concluyentes de que la alimentación cruda supere en calidad a una dieta comercial bien formulada.

Además, un aspecto clave en la alimentación animal es el equilibrio nutricional. Los expertos advierten que muchas dietas caseras BARF carecen de una correcta proporción de calcio y fósforo, lo que puede derivar en problemas óseos y musculares, especialmente en cachorros en crecimiento. También se han identificado déficits de oligoelementos esenciales, como zinc y cobre, así como exceso de vitamina A en dietas ricas en hígado.

Riesgos sanitarios y advertencias veterinarias

Uno de los principales motivos de alerta en la comunidad veterinaria es el riesgo de contaminación microbiológica. Diversos estudios han detectado bacterias como Salmonella, Escherichia coli y Listeria monocytogenes en dietas crudas comerciales y caseras, lo que supone un peligro tanto para los animales como para los humanos que conviven con ellos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que las dietas crudas pueden facilitar la diseminación de bacterias resistentes a antibióticos, una amenaza creciente para la salud pública.

Además, el consumo de huesos, si bien puede contribuir a la higiene dental, también implica riesgos de fracturas dentales, obstrucciones intestinales e incluso perforaciones internas. Por ello, muchos veterinarios desaconsejan su uso o recomiendan ofrecerlos solo bajo supervisión estricta.

Marcas comerciales y alternativas seguras

Ante la popularidad creciente de esta tendencia, han surgido diversas marcas que comercializan dietas BARF ya formuladas y congeladas, garantizando su equilibrio nutricional y minimizando los riesgos sanitarios. Algunas de las más destacadas en el mercado español incluyen Naturbarf, Dogfy, Puromenu y Wild Balance, que ofrecen menús adaptados a las necesidades de cada mascota y con ingredientes de alta calidad.

Para quienes deseen ofrecer a sus animales una dieta más natural sin asumir los riesgos de la carne cruda, existen alternativas como las dietas deshidratadas o cocinadas a baja temperatura, que preservan los nutrientes sin comprometer la seguridad alimentaria.

Mejor marca de comida Barf

Por la calidad de sus productos y valores nutricionales, Naturbarf destaca en el sector de la alimentación natural tanto para perros como para gatos y hurones. Ofreciendo un amplio abanico de menús para cada mascota e incluso menús para transición a la dieta Barf.

Asesoramiento veterinario

Como en cualquier cambio en la alimentación de una mascota, la clave está en la planificación y supervisión adecuada. Los expertos recomiendan que, antes de optar por la dieta BARF, los dueños consulten con un veterinario especializado en nutrición animal para asegurar un balance adecuado de nutrientes y evitar problemas de salud a largo plazo.

En última instancia, el bienestar de los animales debe primar sobre modas o tendencias, apostando siempre por opciones basadas en la evidencia científica y el asesoramiento profesional.

 
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