Cada día más personas se apuntan a esta actividades artesanales, como la cerámica, para conectar consigo mismo, liberar estrés y mejorar la coordinación motora.
La pandemia y las etapas de confinamiento sirvieron para que reconectásemos con la práctica de actividades artesanales como alternativa a la sobrecarga tecnológica. Por ello, los cursos de cerámica están en continuo auge y los trabajos con este material va ganando cada vez más seguidores.
Los beneficios de ese tipo de taller
Trabajar con cerámica se convierte en un plan diferente a través del cual podemos trabajar nuestro cuerpo y mente. Entre las opciones existe el modelado desde cero hasta el proceso final de pintar y decorar las piezas. Sea como sea, la práctica de esta actividad puede influir en tu estado de ánimo casi tanto como una clase de yoga.
Este tipo de cursos aporta beneficios físicos, ya que favorecen la movilidad a través del trabajo de manos y brazos. Pero este no es el único beneficio que aporta. Un curso de cerámica puede tener efectos terapéuticos. Concentrarse en una actividad que requiere paciencia y cierto grado de atención ayuda a la reducción del estrés, el aumento de la capacidad de concentración y nos permite explorar la parte más creativa que a veces queda en un segundo plano con la automatización de las rutinas.
Esta es una de las principales razones del auge de la cerámica. La posibilidad de desconectar tu mente mientras creas algo original para tu día a día refuerza tu autoestima.
Además, esta actividad puede realizarse solo o en compañía. Acudir a un curso intensivo de cerámica y explorar tus habilidades manuales resulta ser un plan ideal para realizar en u tiempo libre e incorporar a tu rutina de autocuidado.
Fuente: Vogue
