Hoy estamos más conectados que nunca. El móvil se ha convertido en una extensión de nuestra mano: lo usamos para trabajar, comprar, hablar, ver series, guardar recuerdos e incluso para hacer transferencias bancarias. Pero cada clic, cada app instalada o cada “aceptar cookies” deja huella. Y esa huella digital puede ser oro puro para los que buscan recopilar tus datos o algo peor.
La buena noticia es que no necesitas ser hacker ni tener un máster en ciberseguridad para proteger tu privacidad online. Basta con adoptar algunos hábitos sencillos pero efectivos.
Usa contraseñas fuertes
Sí, lo has oído mil veces, pero sigue siendo el talón de Aquiles de la mayoría. Usar “123456” o “contraseña” es como dejar la puerta abierta con un cartel de “pasa sin llamar”. Lo ideal es usar una clave distinta para cada cuenta, larga, con letras, números y símbolos. ¿Demasiado para recordar? Ahí entran los gestores de contraseñas como Bitwarden o 1Password, que funcionan como cajas fuertes digitales. Así te ahorras pegar post-its con contraseñas en la nevera (sí, eso pasa más de lo que crees).
Activa la verificación en dos pasos
Incluso con una buena contraseña, hay riesgos. La verificación en dos pasos (2FA) añade una capa extra: aunque alguien adivine tu clave, no podrá acceder sin un segundo código que llega a tu móvil. Plataformas como Google, Instagram o PayPal ya lo permiten. Actívala. Es gratis, fácil y te puede evitar un buen susto.
Evita redes Wi-Fi públicas
Estás en una cafetería y ves un cartel de “Wi-Fi gratis”. Tentador, ¿verdad? Pero esas redes abiertas pueden ser un caramelo para los ciberdelincuentes. Si no tienes más remedio que conectarte, evita entrar al banco o comprar online. Y si viajas o usas mucho el Wi-Fi ajeno, una VPN puede ser una buena inversión, ya que encripta tu conexión y protege tus datos.
Muchas aplicaciones piden más permisos de los necesarios. Entra en los ajustes del móvil y revisa los permisos de cada app. Borra las que no usas y limita los accesos innecesarios. Este pequeño gesto puede cortar de raíz muchas fugas de información.
Publicar tu vida entera no siempre es buena idea
Compartir lo que desayunaste está bien. Compartir que estás de vacaciones y tu casa está vacía no tanto. Publicar en tiempo real tu ubicación, tus rutinas o la cara de tus hijos puede parecer inocente, pero es información valiosa para cualquiera con malas intenciones. Revisa la privacidad de tus redes y piensa dos veces antes de publicar.
Alternativas más respetuosas con tu privacidad
Google y Chrome están en todas partes, pero hay opciones menos intrusivas. Navegadores como Firefox o Brave bloquean rastreadores por defecto. Y buscadores como DuckDuckGo o Startpage no almacenan tu historial ni te bombardean con anuncios personalizados. No cuesta nada probarlos.
¿Recuerdas esa tienda online donde compraste un cargador hace años? Tu cuenta probablemente siga activa, con tus datos guardados. Haz limpieza digital. Borra cuentas antiguas y da de baja servicios que ya no usas. Herramientas como JustDeleteMe te ayudan a encontrar enlaces directos para eliminar cuentas de cientos de webs.
Proteger tu privacidad no es cosa de paranoicos. Es una forma de cuidar tu espacio personal en un mundo digital donde todo se mueve muy rápido.
Empieza por lo básico, haz pequeños cambios y verás cómo recuperas el control. Y si este artículo te ha hecho revisar al menos una contraseña, ya hemos ganado.