Las herencias y donaciones consisten en el traspaso de los bienes y pertenencias de una persona a otra. Sin embargo, no son lo mismo. Existen ciertas diferencias entre ambas que hacen que cada una de ellas sea más apropiada en función de la situación. Además, estos acuerdos conllevan una serie de tasas e impuestos cuyos precios varía en función de la Comunidad Autónoma.
La principal diferencia entre una herencia y una donación es que la primera se realiza cuando el poseedor de los bienes fallece. Es decir, es la voluntad de una que persona quiere transferir o, incluso, repartir sus pertenencias entre sus seres queridos tras su muerte. En cambio, una donación se realiza cuando el poseedor de los bienes está vivo y desea que pasen a ser del patrimonio de la otra persona.
¿Qué son las donaciones?
Es un acuerdo voluntario por el cual una persona transfiere sus bienes a otra. La persona que recibe la donación se convierte en el nuevo propietario de las pertenencias e inmuebles que el donante desea dejarle en vida. Estos acuerdos están sujetos al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones que se debe abonar a la administración pública.
¿Y las herencias?
Es una transferencia de bienes y propiedades que ocurre después de la muerte de una persona. En la mayoría de los casos, la propiedad se transfiere a los herederos de la persona fallecida según lo establecido en su testamento. Si la persona fallecida no realiza testamento, sus bienes y pertenencias irán a parar a sus herederos forzosos, que son los hijos del fallecido y, en su defecto, los ascendientes o pareja del mismo. El impuesto sobre la herencia se calcula en función del valor de la misma y la relación que tenga el receptor de la herencia con la persona fallecida.
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