En el Real Madrid se las prometían muy felices para arrollar a un Barça que llegaba al Bernabéu con muchas bajas importantes. Concha Espina se vistió de gala para celebrar que durante la noche de ayer su eterno rival iba a recibir un baño histórico. El ambiente en los aledaños del Bernabéu estaba bien cargado de ilusión y sentimiento de superioridad. El campo estaba repleto de aficionados más dispuestos a silbar la brillante actuación azulgrana o las decisiones arbitrales que a alentar a su equipo. Y el conjunto catalán llegaba con lo justo y necesario. ¿Qué podía salir mal? Al parecer, absolutamente todo.
Sin el olfato goleador de Lewandowski, sin el desequilibrio de Dembélé, sin la visión de juego de Pedri y sin la contundencia defensiva de Christensen se presentaba el FC Barcelona que estaba dispuesto a luchar hasta el final. Regalarle el triunfo al Real Madrid no era una opción válida, y si para ello había que modificar el famoso ADN Barça, pues se hacía. El reconocido libro de estilo blaugrana escrito por los Cruyff, Guardiola, Xavi y compañía importó bastante poco anoche. Parece que el propio Xavi por fin ha comprendido que, en ocasiones, vale más el resultado que el juego.
Así pues, el Barça saltó al terreno de juego consciente del rigor defensivo que debía mantener durante los 90 minutos. El conjunto blaugrana planteó un partido muy serio y no le importó regalarle el esférico a un Real Madrid cuya línea ofensiva se diluye en espacios cerrados y sin ningún ‘empujón’ por parte del colegiado. A pesar de todo, no iba a faltar la polémica en El Clásico después de una descabellada agresión de Vinicius a De Jong, más propia de un luchador de judo que de un futbolista, que debió acabar en tarjeta roja, por la violencia de la entrada y después por las constantes faltas de respeto y gestos del brasileño hacia el colegiado. Pero Munuera Montero perdonó, otra vez.
Triunfo del Barça con un Araujo estelar
Los de Xavi sufrieron sufrir y trataron de aprovechar cualquier salida a la contra que el Madrid permitiese. Bueno, sufrir poco, por lo menos para Ter Stegen, que vio como el conjunto blanco no remató una sola vez a puerta en los 90 minutos. Pero, sin lugar a dudas, la clave fundamental de la fortaleza defensiva del Barcelona tiene nombre y apellidos: Ronald Araújo.
El central uruguayo cuajó un magnífico partido en el que anuló por completo a Vinicius. Fue una auténtica pesadilla para el brasileño. Cada vez que el extremo madridista recibía el balón ahí estaba Araújo para cortar el desborde del atacante blanco. Buena prueba de ello son los 7 duelos individuales que ganó el uruguayo a lo largo de todo el partido. Tan solo Busquets y Ter Stegen consiguieron recuperar más posesiones que Araújo cono 10 y 13 recuperaciones respectivamente.
El partido se saldó que un 0-1 a favor de los de Xavi tras un solitario gol en propia puerta de Eder Militão en una jugada propiciada por una absurda pérdida de Camavinga en campo propio que culminó con un remate a placer de Kessie y el gol en propia meta después de una buena parada de Courtois en la que el balón salió rechazado hacia la pierna del defensor brasileño, donde el balón rebotó rápidamente en dirección a portería, lo cual Nacho trato de evitar, en vano, con una cómica patada al aire.
Ahora, al Barcelona le toca afrontar la vuelta en el Camp Nou el próximo 4 de abril con la ventaja de un gol a favor y la vuelta de la columna vertebral del equipo. Por su parte, el Real Madrid parece que ha pagado por el pecado capital de la soberbia y ahora le toca remar en contra para tratar de darle la vuelta a una eliminatoria que tiene como premio la final de la presente edición de Copa del Rey.
Fuente: Sport
