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Trastornos del sueño: por qué dormimos mal y cómo solucionarlo

Dormir mal se ha vuelto casi una epidemia silenciosa. Todos parecemos atrapados en una especie de bucle: damos vueltas en la cama, revisamos el móvil «una última vez» y cuando por fin conseguimos dormirnos, suena el despertador.

La falta de descanso afecta directamente a nuestro estado de ánimo, la capacidad de concentración, el sistema inmunológico, el peso, e incluso puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Y aun así, muchos no tenemos claro por qué nos pasa ni qué podemos hacer para mejorar esta situación.

Las razones más comunes por las que dormimos mal

No existe una única causa. A veces se trata de hábitos, otras de estrés, y en muchos casos, de un cóctel de factores que se nos escapan de las manos. A continuación os detallamos algunos de los más frecuentes:

1. Estrés, ansiedad y el famoso “modo alerta”

¿Te ha pasado eso de cerrar los ojos y que el cerebro empiece a repasar la lista de cosas pendientes? Desde una discusión, hasta un proyecto en el trabajo o simplemente la incertidumbre del día a día. Todo eso activa nuestro sistema nervioso, que interpreta que no es momento de dormir, sino de sobrevivir.

2. Exceso de pantallas

Ese último vistazo al móvil antes de dormir tiene más impacto del que crees. La luz azul que emiten las pantallas bloquea la producción de melatonina, que es la hormona que regula los ciclos del sueño. Y claro, si el cuerpo cree que es de día es más difícil conciliar el sueño.

3. Rutinas irregulares

Acostarse cada noche a una hora distinta desajusta el reloj interno. El cuerpo necesita regularidad. Por ello, dormir un día a las 22:00 y otro a las 2:00 no es nada recomendable.

4. Estimulantes que juegan en contra

Café, refrescos, chocolate… todos pueden ser responsables de ese insomnio misterioso. Y aunque a veces pensamos que “ya estamos acostumbrados”, la cafeína puede seguir activa en el cuerpo hasta seis horas después de haberla tomado.

¿Y cómo se soluciona todo esto?

No existen fórmulas mágicas, pero sí hábitos muy sencillos que pueden marcar la diferencia:

  • Establece una rutina: Acuéstate y levántate siempre a la misma hora, incluso los fines de semana. Tu cuerpo necesita regularidad para descansar bien.
  • Apaga pantallas al menos una hora antes de dormir: Sustituye el móvil por un libro o una meditación. Parece poca cosa, pero ayuda mucho.
  • Evita comidas pesadas, cafeína y alcohol por la noche: Aunque creas que tomarte un vino te va a ayudar a tener sueño y descansar mejor, puede alterar significativamente el descanso durante la noche.
  • Crea un entorno que invite a dormir: Oscuridad, silencio, una temperatura agradable… y cuanto más lejos esté la televisión del dormitorio, mejor.
  • Baja el volumen mental: Meditación, respiración consciente o incluso escribir un diario antes de acostarte pueden ayudarte a calmar la mente y preparar el cuerpo para el descanso.

¿Cuándo hay que pedir ayuda?

Si llevas más de tres semanas durmiendo mal y notas que te afecta en el día a día (estás más irritable, te cuesta concentrarte, te duele la cabeza…), habla con tu médico o con un especialista del sueño. Hay soluciones, y cuanto antes se aborde, mejor.

Dormir bien se trata de cuidar tu salud. Y sí, con algunos cambios y un poco de constancia, es posible volver a disfrutar de ese lujo tan olvidado: despertarse descansado.

 
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