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¿Qué es la anemia del deportista?

La anemia del deportista no es diferente de la anemia ferropénica que puede padecer una persona no deportista.

La diferencia entre cada caso podrían ser las causas que han llevado a la anemia y las consecuencias. En algunas ocasiones cuando se habla de la anemia del deportista puede tratarse de la falsa anemia del deportista.

Los nutricionistas explican que “la falsa anemia del deportista es aquella en la que observamos la hemoglobina y los hematocritos bajos en sangre. Esto se produce no por un déficit de hierro sino por un incremento del agua en la sangre produciendo una hemodilución”. Por lo tanto, no será una anemia real, no afectará al rendimiento ni va a necesitar un tratamiento, aclaran.

La incidencia de la anemia ferropénica, es decir, por déficit de hierro, en el deportista no es mayor que en la población sedentaria, pero se detecta más rápidamente debido a la afectación en el rendimiento físico.

Esta anemia puede aparecer por distintos motivos. Una baja ingesta de hierro será uno de los motivos más habituales. Realizar ejercicio habitualmente incrementa las necesidades de hierro ya que pueden producirse pérdidas por sudoración o por la presencia de microlesiones sangrantes. También puede haber una mala absorción de este mineral en el intestina delgado a consecuencia de un trabajo muscular intenso al incrementar el tránsito digestivo. Y en el caso de las mujeres debemos sumar las pérdidas menstruales.

¿Cómo podemos detectar esta anemia del deportista?

Los nutricionistas deportivos aseguran que “una persona que practique ejercicio regularmente y presente anemia sentirá una mayor sensación de fatiga durante el día, peor calidad del sueño, menor capacidad de entrenamiento, peor recuperación y, por lo tanto, una disminución del rendimiento deportivo. Además, también puede verse afectado el estado de ánimo y la capacidad de concentración”.

Es importante realizar chequeos de forma regular. De esta manera, si hay alguna variación se podrá intervenir antes de que afecte al rendimiento. “Según el nivel de entrenamientos, la pauta de chequeos será más o menos regular, pero entre 2-3 veces al año podría ser correcto.”

Fuente: CMD Sport.

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