La campaña de aceituna en Andalucía enfrenta un desafío crucial, con rendimientos significativamente inferiores a las estimaciones oficiales. Esta situación plantea serias dudas sobre la producción de aceite de oliva en la región.
La campaña de recolección de aceituna en Andalucía se encuentra en su etapa final, marcada por una significativa incertidumbre respecto a si se logrará alcanzar la producción de aceite estimada en los aforos oficiales. A pesar de que el volumen de cosecha en kilos de aceituna podría aproximarse o incluso superar ligeramente lo previsto, las preocupaciones se centran en el rendimiento, es decir, el porcentaje de aceite extraído de la aceituna. Las estimaciones iniciales apuntaban a un rendimiento del 19,7% para Andalucía y un 21,20% para Jaén, la principal provincia productora. Sin embargo, los datos actuales sugieren que el rendimiento podría rondar apenas el 18%.
Este descenso en el rendimiento, aunque pueda parecer menor, tiene un impacto considerable en el mercado, especialmente en un contexto de escasez de producto. En una cosecha estimada de 755.000 toneladas a nivel nacional, una disminución de un par de puntos porcentuales podría traducirse en hasta 70.000 toneladas menos de aceite. Diversas organizaciones de productores y laboratorios han confirmado que los rendimientos reales están muy por debajo de las previsiones, con diferencias de hasta casi cuatro puntos en algunas zonas y alrededor de 1,5 en otras.
Desde el inicio de la campaña, se ha detectado un bajo rendimiento. En noviembre, ni Jaén, ni Andalucía, ni España alcanzaron registros por encima del 15,5%. Aunque los datos han mejorado desde entonces, no han llegado a los niveles esperados. En Jaén, donde se esperaban producir unas 215.000 toneladas de aceite, las almazaras han reportado entre 165.000 y 170.000 toneladas, un 20% por debajo del aforo, a pesar de que la recolección ya ha alcanzado el 90% de los olivares.
La mayor cooperativa aceitera del mundo, El Pilar de Villacarrillo, ha reportado un rendimiento medio del 17,5%, lo que refleja la situación general en la provincia. Aunque se espera que los últimos lotes de la campaña, compuestos por aceitunas más maduras, puedan mejorar ligeramente estos números, el panorama general es de un rendimiento inferior al esperado.
En cuanto a los precios, el aceite de oliva se cotiza en origen y a granel a un promedio de 8,8 euros el kilo, con el virgen extra superando los 9 euros. A la espera de los datos de producción de enero, que podrían clarificar la situación, se anticipa que la tensión sobre los precios se mantenga o incluso aumente ligeramente.
El sector aguarda con expectativa las lluvias de finales de invierno y primavera, que podrían influir en las proyecciones para la próxima campaña. Solo precipitaciones abundantes podrían relajar los precios. Sin embargo, incluso con los precios actuales y cumpliendo los aforos, las existencias disponibles hasta noviembre son las mínimas necesarias para mantener el mercado abastecido.
Esta situación en el sector olivarero andaluz no solo afecta a la economía regional, sino que también tiene repercusiones en el mercado nacional e internacional del aceite de oliva, un producto clave en la dieta mediterránea y de gran importancia cultural y gastronómica en España.
