Algunos de los principales actores de la economía estadounidense determinan que la alta inflación podría no ser tan transitoria como se esperaba.
La comunidad global sabe desde hace tiempo que la inflación en Estados Unidos ha subido de forma alarmante. Atendiendo a los datos de noviembre, es fácil comprobar que en los últimos 12 meses se ha producido la mayor subida de precios desde 1982. Y lo que es peor, que este aumento es más rápido que el de los salarios (4’8%), lo que afecta a la capacidad de consumo.
Lo que sin embargo no es tan fácil predecir es si esta va a extenderse una temporada larga, lo que abre un escenario peligroso por las consecuencias que plantea, o desaparecerá en breve.
Causas de la inflación
Las razones que han provocado esta gran inflación están ahí desde hace tiempo, pero el análisis aún es objeto de controversia. Los expertos coinciden en que las políticas de estímulo puestas en marcha durante la pandemia, tanto por Trump como por Biden, han contribuido a esto. Las medidas, en un principio favorables, permitían que las familias y empresas tuvieran ingresos durante una época dura.
También es culpa de que los costes del transporte y almacenamiento de productos aumentaran durante este tiempo. Según los datos publicados en el Índice de Gerentes de Logística (LMI), esta subida, así como los de las cadenas de suministro en general, ha sido determinante.
Todo ello, junto con la evolución del coronavirus y el confinamiento, ha producido un desajuste del mercado laboral. El mismo ha dado lugar a problemas de contratación, falta de personal y escasez de productos, lo que ha producido un encarecimiento de todos ellos. Del gas al petróleo, de las viviendas a los alimentos; la subida de precios se ha dejado notar en todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos.
Fuente: NIUS