La Ley de Cadena Alimentaria, que experimentó una reforma en 2021, tenía como objetivo principal proteger los intereses de los productores y asegurar que no operaran en pérdida. Sin embargo, la aplicación de esta ley ha suscitado un debate acalorado dentro del sector lácteo. A pesar de que la normativa establece la obligación de que los productores no operen a pérdida, hay partes de la cadena que consideran que no se ha tenido en cuenta la totalidad del proceso productivo.
Una ley controversial
Ángel María Gil Castresana, quien ejerce el cargo de CEO en Iparlat, ha planteado que, aunque la ley tiene buenas intenciones, no ha logrado abordar adecuadamente todas las etapas de la cadena. Este enfoque limitado ha generado cierta insatisfacción entre los actores involucrados, pues consideran que no se ha logrado un equilibrio en la distribución de los beneficios a lo largo de la cadena alimentaria.
El futuro incierto del sector lácteo
Los pronósticos para el sector lácteo en Euskadi plantean un escenario incierto. Expertos en la materia, como Xabier Iraola y Ángel María Gil Castresana, expresan su preocupación acerca del futuro del sector en la región. La persistente escalada de los costos de producción, sumada a los desafíos planteados por la Ley de Cadena Alimentaria, presenta un panorama de desafíos considerables para los productores de lácteos.
La viabilidad y sostenibilidad a largo plazo del sector lácteo depende en gran medida de la implementación de estrategias efectivas. Ambos expertos coinciden en la importancia de establecer una estrategia a medio plazo que permita abordar los problemas actuales y sentar las bases para un futuro más seguro. Sin embargo, esta estrategia debe ir más allá de soluciones a corto plazo y considerar los aspectos sistémicos que influyen en la cadena productiva.
En resumen, la Ley de Cadena Alimentaria ha generado opiniones encontradas en el sector lácteo vasco, y su aplicación plantea desafíos tanto en la distribución equitativa de beneficios como en la sostenibilidad a largo plazo. Los llamados a la implementación de estrategias a medio plazo resuenan con fuerza, ya que podrían proporcionar un marco sólido para enfrentar los desafíos actuales y futuros del sector lácteo en Euskadi.
