Descubre las tensiones y estrategias compartidas entre Vox y PSOE para debilitar a Feijóo, así como las discrepancias con el PP. Análisis postelectoral sobre el panorama político en España.
En el panorama político postelectoral, destaca la similitud de estrategias entre Vox y PSOE, enfocadas en debilitar al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, quien resultó ganador en las elecciones generales. Ambos partidos han centrado sus esfuerzos en atacar a Feijóo y sus políticas. Moncloa, buscando desviar la atención de sus negociaciones, ha llevado a cabo una campaña de descrédito personalizada contra el político gallego. Esta decisión de Vox de seguir este enfoque se debe, en parte, a su temor de perder más escaños en caso de repetirse las elecciones generales. El partido prefiere un Gobierno liderado por Sánchez, aunque sea sometido a Junts, en lugar de una coalición de derecha encabezada por Feijóo y el PP.
Sin embargo, esta estrategia no ha estado exenta de tensiones y discrepancias dentro de Vox. El sector duro del partido ha intervenido en las negociaciones para formar gobierno en Murcia y Aragón desde Madrid, lo que ha generado tensiones entre los dos partidos. Vox no está interesado en nuevas elecciones generales, pues teme debilitarse aún más y prefiere mantenerse en el marco de confrontación territorial, donde se sienten más cómodos. Estos movimientos están siendo vigilados desde la capital para mantener una postura más rígida en las negociaciones con el PP en ambas regiones.
Estas tensiones también se han manifestado en las críticas provenientes de líderes del PP hacia Vox. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha expresado su descontento con Vox debido a comentarios homófobos y machistas vertidos durante la campaña electoral. Estos desacuerdos ponen de manifiesto que, aunque la izquierda acuse a Vox y al PP de ser iguales, existen discrepancias significativas entre ambos partidos, tanto en intereses estratégicos como en sus líneas programáticas.
El resultado de las elecciones del 23J refleja una caída significativa en el apoyo a Vox, lo que complica las expectativas del PP, especialmente las de Feijóo, de acceder al Gobierno. El partido ha perdido votos, escaños y puntos en comparación con las elecciones de 2019. La situación se agrava en regiones donde Vox ha gobernado junto al PP, como en Castilla y León, donde se han registrado descensos en el apoyo.
El futuro político de España estará determinado por las alianzas en la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, así como por los resultados electorales en el País Vasco y Cataluña. El PNV ya se ha posicionado para pedir concesiones a Sánchez con el fin de brindar su apoyo en una posible investidura. El PSOE, por su parte, debe cuidar su frente de izquierdas con Bildu y, si es necesario, negociar con Puigdemont para asegurar una mayoría.
Mientras tanto, los partidos siguen pendientes del conteo del voto CERA, que se ha iniciado, y se espera un aumento de la participación debido a la derogación del voto rogado, que dificultaba el ejercicio del derecho al voto para los españoles que residen en el extranjero. La estrecha diferencia en el resultado de las elecciones subraya la importancia de cada escaño en las negociaciones políticas.
Aunque Moncloa se niega a negociar con el PP, continúa entablando conversaciones con sus socios políticos para formar una coalición y preparar su programa de gobierno con el objetivo de sumar apoyos y alcanzar una investidura exitosa. En este contexto, las tensiones y discrepancias entre Vox y el PP podrían seguir siendo un factor determinante en el futuro político de España.
