Más de cuatro mil profesionales legales mayores de 70 años continúan atendiendo sus despachos.
La abogacía es una de las profesiones liberales más veteranas y, sobre todo, donde el ejercicio profesional se desarrolla hasta una mayor edad. Un buen ejemplo de ello es José Manuel Liaño Flores, de 100 años recién cumplidos, quien resulta ser el abogado en activo más veterano de España.
Hoy en día, aproximadamente 4.600 abogados y abogadas mayores de 70 años continúan atendiendo en sus bufetes y trabajando en los tribunales. Esta cifra supone más del 3% del total de colegiados en toda España.
Desde algunos organismos, se afirma que España necesita potenciar la continuación de la población mayor de 65 años en el mercado laboral para hacer factible el sistema de pensiones. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luís Escrivá, admite que «hace falta un cambio cultural en España» para aceptar el trabajo entre los 55 y los 75 años.
Impacto del coronavirus
Con las medidas sanitarias para evitar la pandemia de coronavirus, los actos legales se pausaron durante el año 2020 y buena parte de este año, pero en la actualidad las instituciones colegiales están volviendo a reconocer la actividad de sus abogados más mayores.
A pesar de ellos, algunos no dejaron de ejercer su trabajo. Es el caso de los once letrados sevillanos que cumplieron en 2020 sus bodas de oro en el gremio, y que recibieron en su despacho la visita por sorpresa de Óscar Cisneros, responsable del Colegio de Abogados de Sevilla.
El ejercicio variado mucho en pocos años, convirtiendo a los nuevos abogados en nativos digitales. Sus características se basan en el trabajo con las últimas tecnologías, el dominio de varios idiomas y el trabajo en equipo. Estas nuevas particularidades se enfrentan totalmente con las de los letrados sénior, que trabajan de una forma más clásica.
Juan Antonio de Lassaletta Bolta, de 78 años de edad, es el presidente de la Comisión de Abogados Sénior del Colegio de la Abogacía de Barcelona y estuvo desempeñando su trabajo hasta hace diez años como “letrado de confianza”. Muy a su pesar no fue capaz de adaptarse a esta evolución digital y acepta que cerró su despacho por los cambios legislativos y tecnológicos tan importantes “que obligaban a reciclarme y especializarme”.
Fuente: ElPaís