La irrupción de la inteligencia artificial (IA) determinará que cerca del 40% de los trabajadores a nivel mundial, lo que se traduce en 1.400 millones de individuos, deban renovar sus competencias en el lapso de los próximos tres años. Contrario a las inquietudes populares, la IA no suprimirá puestos de trabajo, sino que redefinirá funciones y demandará una actualización en las capacidades profesionales.
Diferencias en la repercusión: Ámbitos y funciones en evolución
La transición hacia la IA será distinta dependiendo del sector y la posición ocupada. Sectores como la administración legal, gestión de riesgos y finanzas experimentarán una incorporación creciente de la IA. Se proyecta que para 2025, la IA desempeñará un rol central en todas las jerarquías de una entidad, siendo más palpable en los cargos iniciales.
IBM enfatiza que no es la IA la que desplazará a los humanos, sino que quienes integren la IA en sus procesos gozarán de una superioridad frente a quienes se abstengan. Las competencias técnicas, pese a mantener su importancia, darán lugar a destrezas más humanas como la organización, el trabajo en equipo y la interacción.
El rol de la IA en el proceso decisorio
La IA se percibe más como un complemento en el proceso de toma de decisiones que como un sustituto de los empleados. Por ejemplo, al considerar incrementos salariales, la IA suministrará información relevante, pero el veredicto final será responsabilidad de una persona.
Retos y visión de futuro
Las organizaciones líderes están optando por modelos orientados a metas en vez de actividades concretas. La aversión al cambio y el temor a la obsolescencia son obstáculos en la integración tecnológica. Es crucial que los directivos subrayen la relevancia de la evolución y promuevan un clima de innovación y diálogo.
La IA está remodelando el escenario laboral, presentando tanto retos como beneficios. La adaptabilidad y el aprendizaje constante serán esenciales para maniobrar en este contexto renovado.
Indiscutiblemente, los directivos tienen una responsabilidad crucial en esta metamorfosis. Su deber no solo radica en la implementación eficaz de la tecnología, sino en liderar a sus colaboradores en este tránsito, brindando las herramientas y el respaldo requerido para que cada uno logre su óptimo desempeño en la era de la IA.
