InicioSaludViolencia de género: mazazo a la salud física, mental y reproductiva

Violencia de género: mazazo a la salud física, mental y reproductiva

Los confinamientos durante la pandemia y sus repercusiones han aumentado la exposición de las mujeres a la violencia de género por parte de sus parejas.

El estrés crónico consecuencia de una continuada violencia afecta al sistema inmunológico y neuro-hormonal y ayuda tanto a la aparición de diferentes enfermedades (infecciosas, cardiovasculares, autoinmunes…) como al agravamiento de las ya existentes (asma, diabetes, angina de pecho, etc.) También influye al debilitamiento de la salud mental y a la aparición de desórdenes como depresión, angustia, fobias/estado de pánico, trastornos de la alimentación, disfunción sexual, escasa autoestima, abuso de sustancias psicotrópicas y un largo etcétera.

Las valoraciones sobre la prevalencia de la violencia de pareja alcanzan el 20 % en el Pacífico Occidental, 22 % en los países de altos ingresos y Europa, 25 % en las Américas, 33 % en África, 31 % en el Mediterráneo Oriental, y 33 % en Asia Sudoriental, zonas geográficas establecidas por la OMS. Además de esta violencia, el 6 % de las mujeres de todo el mundo aseguran haber sufrido agresiones sexuales por otras personas, aunque los datos referentes a esto son más limitados.

Un estudio publicado por la OMS de reveló que las mujeres que han sufrido malos tratos físicos o abusos machistas tienen una probabilidad 1,5 veces mayor de sufrir infecciones de transmisión sexual, incluida la infección de VIH, en comparación con las mujeres que no habían sufrido violencia de pareja. Por otra parte, también tienen el doble de posibilidades de sufrir abortos involuntarios (un 16 %), muertes fetales, partos prematuros (cerca del 41 %) o bebés con bajo peso al nacer.

Salud reproductiva

Una consecuencia algo más invisible que el resto de la violencia de género es la que atañe a la salud reproductiva de la mujer.

Además de los daños conocidos por todos, las lesiones de la mujer maltratada pueden llegar hasta el aparato reproductivo de las mismas. La más notable son los embarazos no deseados, que la mayoría derivan en abortos inseguros. Si se desea continuar con la gestación se pueden producir abortos espontáneos o diversas complicaciones que afecten al feto.

Por otra parte, también se llegan a sufrir infecciones de transmisión sexual, hemorragias vaginales, infecciones pélvicas crónicas, fístulas o desgarros y disfunción sexual.

Fuente: EFE Salud

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