La española Ana Baneira ha sido liberada de la cárcel de Irán después de haber estado más de cuatro meses encerrada
Después de haber pasado 138 días en prisión en Irán, la ciudadana española Ana Baneira fue liberada el sábado pasado. Ana fue acusada de participar en las protestas por la muerte de Mahsa Amini y ha hablado por primera vez sobre su experiencia detrás de las rejas: «En la cárcel, el día consistía en dormir mucho y jugar con la imaginación», reveló en una entrevista con EFE.
Ana comenzó su viaje como mochilera a principios de junio en Estambul donde estuvo viajando durante dos meses. Luego se trasladó a Georgia durante otro mes y, finalmente, a Armenia. Aunque su plan original era viajar a Kirguistán desde Azerbaiyán en ferry, decidió viajar a Irán en septiembre después de descubrir que la frontera terrestre con Azerbaiyán estaba cerrada.
En el momento en que entró en Irán, Ana no tenía idea de lo que sucedería después: «No había ningún tipo de protesta ni se veía venir nada. Mi motivo para entrar en Irán fue básicamente seguir mi viaje de mochilera», afirmó. Sin embargo, a mediados de septiembre el país fue sacudido por protestas ciudadanas después de la muerte de Mahsa Amini a manos de la policía por llevar mal puesto el velo.
Causa de la detención de Baneira
Baneira asegura que no participó en ninguna protesta. Sin embargo, el 12 de octubre, cuando ya llevaba un mes viajando por el país y se dirigía con un amigo iraní a la ciudad de Persépolis, la policía la detuvo sin darle ninguna explicación.
“Estábamos repostando en la gasolinera y de repente se metió en el coche la policía. Me detuvieron, me metieron en otro coche y ahí fuimos directamente a una sala de interrogatorios. Me hicieron un interrogatorio de bastantes horas y me dijeron que no era suficiente y que al día siguiente había que continuar”, ha explicado la joven.
Baneira cuenta que un día antes de su arresto acudió a la oficina de Migración en la ciudad de Shiraz para “extender su visado” y quedarse más tiempo en el país. Durante ese proceso, tuvo que realizar una “pequeña entrevista”, en la que la interrogaron por los “objetivos” de su viaje y los lugares que ya había visitado.
“Para nada me esperaba que algo así pudiera ocurrir. De hecho, cuando terminamos la entrevista me dijeron que en los próximos tres días me iban a dar la extensión del visado para un mes”, afirma.
Baneira entró en prisión acusada de espionaje, aunque ella no sabría los motivos de su detención hasta varios días después. Explica que el primer mes fue “muy duro” por la incertidumbre y por el miedo a ser acusada de algo grave, como finalmente ocurrió.
Tiempo en la cárcel de Irán
Cuenta que su celda del módulo de mujeres era “bastante amplia” pero que sus compañeras “no hablaban inglés” por lo que no tenía manera de comunicarse.
“La mímica en la cárcel funcionaba bastante bien, y me enseñaron algunas palabras en farsi, básicamente insultos. También los buenos días. Nos entendíamos por gestos”, cuenta Baneira.
“El día a día era dormir mucho y jugar mucho con la imaginación”, explica. Además, cuenta que durante los primeros dos meses no tuvo contacto con nadie.
“Te obligas a pensar que tus familiares están bien y que te van a liberar, pero no sabes cuándo. Eran los dos pensamientos a los que me aferraba constantemente”, añade.
Fuente: EFE