China enfrenta una crisis inmobiliaria sin precedentes que amenaza con desestabilizar su economía, a pesar de los esfuerzos de Pekín por revertir la situación.
China, la segunda economía más grande del mundo, está en medio de una profunda crisis inmobiliaria que amenaza con arrastrar a toda su economía. Pekín ha intensificado sus esfuerzos para estimular el sector inmobiliario, introduciendo medidas de apoyo para fomentar el consumo de los hogares y rescatar el mercado inmobiliario. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la confianza del consumidor y de los inversores sigue siendo frágil.
El panorama económico
Las políticas de estímulo económico de China se han acelerado en un intento de impulsar el crecimiento. Entre las medidas más destacadas se encuentran la rebaja de los tipos hipotecarios y la reducción de impuestos para las familias. A pesar de estas iniciativas, algunos analistas advierten que no serán suficientes para revertir la tendencia de la lenta recuperación económica. El ahorro familiar en China ha alcanzado máximos históricos, lo que refleja la debilidad de la confianza y ha afectado el crecimiento del consumo.
Después de la reapertura del país tras las restricciones de la pandemia, se esperaba que la economía china creciera a niveles elevados. Sin embargo, la menor demanda de sus exportaciones y la crisis del sector inmobiliario, que representa una parte significativa de la riqueza de los hogares, han llevado a expertos a advertir que la economía podría estancarse al finalizar el año.
La crisis inmobiliaria
La crisis inmobiliaria actual se desencadenó por el intento del gobierno de reformar y desapalancar el sector para evitar una burbuja. A pesar de que uno de los mayores promotores inmobiliarios del país logró hacer frente al pago de dos cupones de bonos impagados, la crisis persiste. Más de dos tercios de sus principales promotores han incumplido sus obligaciones en los últimos dos años y medio. La carga de la deuda revela la profundidad de la crisis que ha afectado a este sector durante años.
El gobierno ha anunciado paquetes de ayuda, lo que ha desencadenado una oleada de compras de viviendas. Las dos principales metrópolis de China, Pekín y Shanghái, han anunciado medidas para facilitar la compra de viviendas, lo que ha llevado a un aumento en las transacciones inmobiliarias. Sin embargo, el sector inmobiliario sigue debilitándose, con caídas en las entregas y ventas totales.
China se encuentra en una encrucijada económica. A pesar de los esfuerzos del gobierno para estimular el sector inmobiliario y la economía en general, la confianza sigue siendo frágil y la crisis inmobiliaria persiste. Es esencial que Pekín tome medidas adicionales y quizás adopte un enfoque diferente para evitar un contagio más amplio y los temores de una propagación más extensa de la crisis.